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das Mystische 2.1

DISTOPÍA

El Espacio no es un jardín de niños.
Stanislaw Lem

A pesar de su trivialidad, o quizá por ello, han sido reconocidos en diferentes versiones a lo largo de la historia. La construcción de la alternativa pasa siempre por un análisis del negocio, activo hasta niveles insospechados, y por una crítica feroz, disciplinada, de todas las facetas del arte, de los actores, de los pésimos actores. Sobreactúan hasta la nausea o invocan a los muertos como si se tratase de simples mercancías; fingen agresiones, entre ellos, y obligan a los incautos, confundidos, a actuar conforme a ellas. Así, cuando los miembros de la comunidad no se sienten representados (y esto sucede muy a menudo) se produce el más absoluto de los silencios. No hablo por mi comunidad –se dicen abatidos- porque mi comunidad no me representa; no hablan por mí, los miembros de la comunidad, porque no me siento representado. Entonces, a la luz de las agresiones, no queda más que contestar a la pregunta. ¿Es posible el hombre rebelde a finales del siglo XXI? ¿A qué se puede decir no, en este mismo momento, y con qué significado?
 

Cuando decidieron recoger el testigo (2055, 2056) unificaron tradiciones que parecían ya extinguidas y volvieron a una senda peligrosa y extrañamente olvidada. La patria –sabían- no puede ser sino hija de la guerra. A veces, muchas veces, hay que enfrentarse a ello, no queda más remedio; aunque siempre queda el procedimiento, cobarde, del exilio. Más de 10.000 años huyendo, viviendo de la caza, la recolección, la delincuencia, la teoría de redes; bosques, desiertos, pantallas heladas… y ahora satélites. Hijos del hombre y de las migraciones en la era global de lo cercano; la democracia de los viajes interplanetarios en el universo plural de los traslados. Y la eterna pregunta: ¿Es posible el hombre rebelde a finales del siglo XXI?

Queda algo de la pregunta (o mejor, de la respuesta), pero parece una broma siniestra en manos de siniestros humoristas. Son los nombres con que hemos bautizado los nuevos destinos, los satélites urbanizados para los nuevos pobladores humanos: Calma, Belleza, Mediodía… Aun así, hay que hacerlo cada día (hay que intentarlo al menos) porque cada día, como afirmaba Ralph Waldo Emerson, comienza en nosotros un año nuevo, una nueva vida. Lástima que las decisiones, algunas decisiones, impidan ahora la posibilidad de la ruta y la forma indescriptible del espacio. Lástima…

En 2006 la noticia no ocupaba la portada de los diarios; preocupaba Corea del Norte, los ataques radioactivos, el maíz transgénico; preocupaban las guerras del agua, pero ¿el espacio? ¿Quién podía estar entonces preocupado por el espacio? Por eso, cuando ahora se reduce el módulo, tan reducido como el planeta a mediados de este siglo, todo el mundo corre a desempolvar las hemerotecas y a mirarse, con rabia, en el espejo. ¿Quién podía explicar a los hombres, a aquellos hombres, la función boomerang de ciertas decisiones? ¿No bastaba con la sangría de Mesopotamia, con la experiencia pedagógica de masas y masas de Historia? La nueva política espacial reconocía la existencia de adversarios y enemigos hostiles. ¿Les suena? Y estaban allí, esperando, sin duda alguna; era sólo cuestión de años.

Tan importante como el mar y como el aire, el espacio…

Los que escaparon a Mediodía, huyendo de todo, comprenden ahora el significado terminal de “sistema defensivo”. Queda algo de la pregunta, o de la respuesta, pero pocos sobreviven a la gracia de los malos humoristas.

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